Camba’i + Dokma = inolvidable.
Ante la ausencia a un determinado concierto, los perros suelen decirle al “colgado” de turno, “no sabes lo que te perdiste”. Otros, menos sorprendidos, lanzan el famoso “estuvo bueno” y algunos se limitan al “pegó un flá”. Creo que nunca antes, por lo menos en mucho tiempo dentro de la escena local, la primera frase es la que corresponde para los que no estuvieron la noche en que la psicodelia de Dokma se unió a los hechizos del gran maestro Efrén “Camba’i” Echeverría. Fue emocionante. No encuentro otro adjetivo. Lo que se vivió el sábado 16 de agosto en el Auditorio Manuel de Falla del Juan de Salazar quedará grabado por siempre. Así es viejo, si no fuiste te perdiste de algo realmente grosso. Los que llegamos un rato antes de las 20, hora puntual del inicio del concierto, nos ubicamos bien cómodos para disfrutar de la magia. Como prologo de lujo y con la idea de mostrar el lado más experimental de Dokma, Felipón Muñoz (batería) El Coelho (guitarra eléctrica y chirimbolos copados) Cala Del Puerto (bajo y coros) Steven Wu (violín eléctrico) y Jurú Pampliega (teclados, guitarra acústica y voces) interpretaron “Ke hacen por Dios !?!” y “Rey Crema”, dos de los temas que formarán parte de Eurofeo, tercer disco de la banda. Tras la contundencia expuesta, se vinieron “El Mañanero”, “Salsa Esteban” y “Reflexiones”, le siguió “Andáte a la polka” y el momento más esperado llego. El ambiente era el ideal. Camba’i subió al escenario en su silla de ruedas y con una sonrisa de oreja a oreja, la sala, que esa altura estaba repleta, exploto en aplausos.
El maestro se merece esto y mucho más. En 1941, a los nueve años, Eusebio Cantero, vecino suyo en su natal Lima, departamento de San Pedro, le permitió probar la interpretación de una guitarra. Enseguida la obsesión por las seis cuerdas pasó a ser un anhelo vehemente de su niñez, en los lejanos pagos norteños. Al mismo tiempo que pasaba las necesidades más extremas, fue desarrollando un estilo único, rasgueo y punteo a la vez, para tu manejo.
Saludó a los presentes en un tímido castellano, ante el vitoreo que no cesaba en el Juan de Salazar. “La murga del chivo ausente” en versión polka arranco. El silencio atento, sorprendente y atónito se hizo insoportable, pero nadie podía hablar, eran dos escuelas tan distantes y hermanas a la vez que fundidas ahí arriba daban la sensación de que estabas en un lugar mágico. Vi mucha gente emocionarse hasta las lágrimas, me incluyo.
Seguidamente tocaron juntos “La Guarania” con un trío de guitarras acústicas genial. Luego Camba’i quedo solo e hizo gala de su afamada técnica y afinación ejecutando “Yagua’i care”. Cada break se llenada de estruendosa buena onda e intercambio de chistes con el público. Mientras tanto, los músicos de Dokma, como niños (era luego el día del niño), brincaban al lado del “tatá” llenándolo de demostraciones de cariño.
La noche de ensueño iba llegando a su término. “Ryguazu Cocoré” fue otro latigazo de puenteadas, bajos y rasgueadas simultaneas. “Tenemos que hallarnos todos”, expreso don Efrén para luego despedirse con “Paraguaýpe”, clásico de José Asunción Flores.
Poco antes de comenzar el toque, Jurú había dicho que si lograban trasmitir por lo menos un cuarto de lo que habían vivido durante los ensayos con el maestro, sería fantástico. Te equivocaste loco, fue una hora eterna y emocionante. Dokma y Camba’i juntos, que pedazo de experiencia.
texto x Lésico/ fotos: 12 Santos/videos: Chapter 2467.
1 comentario:
Nunca en mi vida me senti parte de algo tan artisticamente grande
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